El atragantamiento suele ocurrir de forma rápida e inesperada, creando mucha angustia en los padres por la posibilidad de asfixia. De ahí la importancia de saber actuar ante esta situación.
Esperamos que nunca tengas que enfrentarte a una situación en la que tienes que salvar la vida de un bebé. Sin embargo, puede suceder y lo mejor es estar preparados. Los bebés pueden ahogarse con alimentos o juguetes, caer en el agua de la bañera o de una piscina y asfixiarse con cordones de, por ejemplo, prendas de vestir, bolsos y cortinas.
Se habla de atragantamiento cuando un cuerpo extraño (comida, pieza de un juguete, objeto pequeño…) se introduce en la vía respiratoria, obstruyéndola e impidiendo que el aire entre en los pulmones. Como no se puede respirar con normalidad, existe riesgo de asfixia.
Si de repente tu bebé no puede llorar o toser, algo podría obstruir sus vías respiratorias, y necesitarás ayudarlo a que lo expulse. Puede ser que haga ruidos raros o no produzca ningún sonido en absoluto mientras abre su boca, se lleva las manos al cuello, no puede hablar...
En las formas más graves, los labios se ponen morados y se pierde el conocimiento.
¿Qué puedo hacer?
En primer lugar es importante tratar de mantener la calma para poder actuar de forma adecuada.
Si el niño tose adecuadamente y con fuerza, se le debe animar a toser, sin hacer ninguna otra maniobra. No se le debe golpear en la espalda, ni intentar sacarle el cuerpo extraño de la boca a ciegas.
Si tose o hace arcadas, hay solo una obstrucción parcial de las vías respiratorias. En este caso, deja que siga tosiendo. Toser es la manera más efectiva de eliminar una obstrucción.
Si el niño está consciente pero tiene una tos débil, poco efectiva, es incapaz de hablar o la dificultad para respirar es muy importante, se debe llamar al número de teléfono 112 (emergencias) y socorrerlo inmediatamente. Se procederá de la siguiente manera:
Esperamos que nunca tengas que enfrentarte a una situación en la que tienes que salvar la vida de un bebé. Sin embargo, puede suceder y lo mejor es estar preparados. Los bebés pueden ahogarse con alimentos o juguetes, caer en el agua de la bañera o de una piscina y asfixiarse con cordones de, por ejemplo, prendas de vestir, bolsos y cortinas.
Se habla de atragantamiento cuando un cuerpo extraño (comida, pieza de un juguete, objeto pequeño…) se introduce en la vía respiratoria, obstruyéndola e impidiendo que el aire entre en los pulmones. Como no se puede respirar con normalidad, existe riesgo de asfixia.
Si de repente tu bebé no puede llorar o toser, algo podría obstruir sus vías respiratorias, y necesitarás ayudarlo a que lo expulse. Puede ser que haga ruidos raros o no produzca ningún sonido en absoluto mientras abre su boca, se lleva las manos al cuello, no puede hablar...
En las formas más graves, los labios se ponen morados y se pierde el conocimiento.
¿Qué puedo hacer?
En primer lugar es importante tratar de mantener la calma para poder actuar de forma adecuada.
Si el niño tose adecuadamente y con fuerza, se le debe animar a toser, sin hacer ninguna otra maniobra. No se le debe golpear en la espalda, ni intentar sacarle el cuerpo extraño de la boca a ciegas.
Si tose o hace arcadas, hay solo una obstrucción parcial de las vías respiratorias. En este caso, deja que siga tosiendo. Toser es la manera más efectiva de eliminar una obstrucción.
Si el niño está consciente pero tiene una tos débil, poco efectiva, es incapaz de hablar o la dificultad para respirar es muy importante, se debe llamar al número de teléfono 112 (emergencias) y socorrerlo inmediatamente. Se procederá de la siguiente manera:
- Observar la boca y, si el objeto está visible, extraerlo mientras se tenga a la vista, con cuidado de no empujarlo hacia dentro.
- Si no se ve nada en la boca o no se puede extraer el objeto, colócalo con cuidado boca arriba, apoyado sobre tu antebrazo, y con la misma mano sostén su cabeza y su cuello. Coloca la otra mano y antebrazo encima del niño, de manera que esté en medio de tus antebrazos. Extiende tu mano y usa tus dedos pulgar e índice para sostener la mandíbula del bebé. Dale la vuelta al niño y colócalo con cuidado boca abajo, apoyado sobre tu antebrazo. Baja tu brazo y apóyalo sobre tu muslo de modo que la cabeza del bebé esté por debajo de su pecho.
- Con el talón de la mano dar 5 golpes en la parte alta de la espalda, entre los omóplatos.
- Posteriormente, si no se ha expulsado nada y el niño sigue con problemas, coloca tu mano libre (con la que le diste los golpes en la espalda) sobre su nuca y apoya el mismo brazo en su columna vertebral. Dale vuelta con cuidado manteniendo tu otra mano y antebrazo en su pecho. Extiende tu mano y usa tus dedos pulgar e índice para sostener la mandíbula del bebé, al mismo tiempo que lo colocas en medio de tus antebrazos para apoyar su cabeza y nuca. Baja el brazo que está sosteniendo su espalada en tu muslo opuesto, procurando que la cabeza del bebé esté por debajo de su cuerpo.
- Coloca las yemas de dos o tres dedos en el centro del pecho del bebé, justo por debajo de una línea imaginaria ubicada entre sus pezones. Para hacer una compresión pectoral, presiona el pecho tratando de que se comprima alrededor de unos 3-4 cm. Luego deja que regrese a su posición normal. Realiza cinco compresiones pectorales. Mantén tus dedos en contacto con el esternón de tu bebé. Las compresiones pectorales deben ser suaves, no bruscas. Si el niño tiene mas de un años realizar las 5 compresiones abdominales en la boca del estómago (maniobra de Heimlich).