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jueves, 29 de julio de 2021

 

    

INTRODUCCIÓN DE LA ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA EN EL NIÑO

 

      ¿ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA A LOS 4 o 6 MESES?

La alimentación en bebés es un tema que preocupa mucho a los padres, pero que también provoca mucha controversia por las innumerables opiniones que se generan en torno a él.

 Alimentar a un bebé es relativamente fácil desde que nace hasta los 4 ó 6 meses, o le das leche materna (pecho) o le das leche de formula adaptada, pues el bebé aún no está preparado para recibir otro tipo de alimentos que no sea leche y además, la leche, sobre todo la materna, cubre totalmente las necesidades del bebé en estos primeros seis meses de vida. La leche de fórmula también cubre estas necesidades básicas del niño (no así las del desarrollo inmunológico, etc..) y aunque se intenta que sea lo más parecida a la leche materna no consigue ser tan completa como esta, pero en cualquier caso ambos tipos de leche son el único alimento que el bebé va a recibir durante los primeros 4 - 6 meses de vida.

Recordar que la leche materna es el alimento que los bebés deben tomar hasta los seis meses de vida y hay que insistir en ello, desde el punto de vista de la educación sanitaria sobre las madres, insistir en la importancia de dar el pecho. Hasta llegados esos 6 meses no hay nada mejor que ofrecerles, así que no se recomienda que tomen nada más (el resto de alimentos, o tendrán menos calorías o serán menos nutritivos). En caso de que tome leche artificial la recomendación es la misma, mejor hasta los 6 meses. Sin embargo, la leche artificial no tiene las mismas propiedades que la leche materna, por lo que se permite en muchas guías que los bebés que toman leche de fórmula empiecen con la alimentación complementaria antes, entre los 4 y los 6 meses. La European Food Safety Authority publicó hace unos años una revisión de estudios donde concluía que la alimentación complementaria entre los 4 y los 6 meses era una práctica segura y no pone en riesgo la salud del bebé.

Es importante recalcar que la alimentación complementaria siempre va a “complementar” a la lactancia materna, y nunca a sustituir a ésta.

 

                 

 

NO INTRODUCIR ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA ANTES DE 4–6 MESES

Para poder ingerir alimentos diferentes a la leche, es conveniente que el organismo tenga la maduración necesaria a nivel neurológico, renal, gastrointestinal e inmune.

Se considera que un bebé está preparado cuando adquiere las destrezas psicomotoras que permiten manejar y tragar de forma segura los alimentos. Como cualquier otra característica del desarrollo, no todos los niños lo van a adquirir al mismo tiempo, aunque en general estos cambios suelen ocurrir en torno al sexto mes. Se requiere presentar un interés activo por la comida, que el reflejo de extrusión (expulsión de alimentos no líquidos con la lengua) haya desaparecido, que el niño sea capaz de coger comida con la mano y llevarla a la boca y que pueda mantenerse sentado con apoyo.

Si se introduce la alimentación complementaria antes del cuarto mes, podría aparecer la posibilidad de atragantamientos y problemas intestinales y del tracto respiratorio.


       COMO EMPEZAR LA ALIMENTACIÓN  Y ALIMENTOS A UTILIZAR

Las pautas varían mucho entre regiones y culturas, y en la mayoría de los casos son recomendaciones en base a lo que cada profesional considera mejor. Podríamos decir que hay tantas formas de introducir la alimentación complementaria como profesionales dedicados a ello. No hay un consenso real al respecto aunque sí se coincide en que hay que seguir unas pautas en cuanto a la forma de introducir los alimentos y el tipo de alimentos.

No se deben dar “instrucciones” rígidas. No hay alimentos mejores que otros para empezar, aunque se recomienda ofrecer de manera prioritaria alimentos ricos en hierro y zinc. Asimismo, se recomienda introducir los alimentos de uno en uno, con intervalos de unos días entre un tipo de alimento y otro, para observar la tolerancia y la aceptación.

Podríamos decir que una adecuada incorporación de los alimentos a partir de los 6 meses podría ser y en éste orden: cereales, frutas, verduras y hortalizas, legumbres, carne, pescado, huevo y aceite de oliva. La leche entera, yogur, queso tierno se tomarían normalmente a partir del año de edad, aunque se pueden ofrecer en pequeñas cantidades a partir de los 9 o 10 meses.

Comenzaríamos con los cereales sin gluten y fruta.

 Los cereales sin gluten pueden introducirse en polvo y en pequeña cantidad disueltos en el biberón e iríamos espesando hasta conseguir una papilla homogénea para poder administrarla al pequeño con cuchara.  Se recomienda evitar los azúcares libres en la dieta de los lactantes. Por ello, si se consumen cereales en polvo u otros productos específicos para lactantes, hay que desaconsejar aquellos que contengan miel o azúcares añadidos en su composición.

Se aconseja introducir progresivamente toda la variedad de frutas  e ir variando también la forma de presentación, es decir, al principio un poco triturada, después chafada y  posteriormente en trozos pequeños. Utilizar fruta madura. Se pueden ofrecer frutas aisladas o mezclarlas para ir variando los sabores. Podemos comenzar con plátano, pero amnzana y naranja. En caso de estreñimiento evitar el plátano y manzana y utilizar frutas más laxantes como la naranja, pera, ciruelas o kiwi. Antiguamente,  para dar algunas frutas como el melocotón o kiwi se esperaba a que el niño tuviera los 12 o 15 meses por la posibilidad de presenta alguna reacción alérgica, pero actualmente no hay ningún estudio que recomiende esperar más allá de los 6 meses a la hora de ofrecer alimentos potencialmente alergénicos.

Introducción de cereales con gluten, verduras y hortalizas, legumbres.

Una vez introducidos los cereales sin gluten comenzamos con los que llevan gluten aunque despacito y con precaución al principio. La recomendación actual es dar un poquito cada día durante más o menos un mes para que el cuerpo se vaya acostumbrando y el riesgo de celiaquía sea más bajo. Hay estudios recientes que dicen que la introducción paulatina del gluten no disminuyen la probabilidad de celiaquía en el niño, pero por ahora, hasta que se establezca una recomendación más o menos oficial, mejor introducir el gluten poco a poco durante unas semanas y luego ir aumentando la cantidad de cereales.

Las verduras y hortalizas aportan sobre todo vitaminas, minerales, almidón y fibra. Se recomienda comenzar con patata, zanahoria, calabaza, puerro (parte blanca), calabacín, judías verdes. Casi siempre se mezclaran con otros alimentos como legumbres, arroz o carne. Se recomienda evitar durante el primer año de vida las verduras de hoja verde que cuentan con un alto contenido en nitratos, como por ejemplo la acelga, espinaca, remolacha, nabo y borraja, por el riesgo de betahemoglobinemia.

Las legumbres son otro alimento importante pues aportan hierro, aunque de menor calidad que el de la carne y también aportan fibra. Al principio se deben ofrecer en purés y sin piel para evitar la flatulencia.

La carne, el pescado y el huevo.

La carne y el pescado son ricos en proteínas, hierro y zinc. Desde los 6 meses se puede comer cualquier tipo de carne. Las más recomendables para el principio son las carnes blancas como el pollo, conejo y pavo. Contienen menos cantidad de hierro que las rojas, pero son mucho más fáciles de digerir. Las carnes rojas como la de ternera, cerdo o cordero al ser de animales más grande tiene más colágeno y la digestión puede ser un poco más difícil. La de cerdo, por su parte, también puede ser indigesta y se recomienda el solomillo, por ser una carne más jugosa y sin nervios.

También los bebés pueden comer pescado desde los 6 meses. Se recomienda comenzar con pescados blancos tipo merluza, abadejo, bacalao, lenguado etc. El pescado azul tipo sardina, salmón caballa, etc.. también podemos introducirlo un poco mas adelnate, a los 8-9 meses. Además, los ácidos grasos que hay en el pescado azul son importantes para el desarrollo neuronal del niño. Sí es conveniente y hay que tenerlo en cuenta evitar dar los peces grandes hasta los 18 -24 meses debido a la cantidad de mercurio que pueden acumular, por ejemplo pez espada, tiburón, cazón, emperador,  atún rojo y lucio. Tanto el pescado como la carne deben de darse todos los días o lo más frecuentemente posible.

El huevo es otro de los alimentos que se pueden introducir a partir de los 6 meses, preferiblemente a los 8-9 meses. Primero debe introducirse la yema cocida, que generalmente es bien tolerada en pequeñas cantidades, ya que puede producir alergia, e ir aumentando poco a poco. Se aconseja pasar de un cuarto a media yema y posteriormente la yema entera. Después pasamos a la clara, que se introducirá también cuarto a cuarto y siempre cocida. Para la introducción del huevo, lo añadiremos a cualquiera de las papillas y en sustitución de la carne o del pescado, o bien añadirla a las sopas de pasta o de arroz, un máximo de tres veces por semana. 

 

La introducción a la alimentación complementaria es un proceso gradual. Inicialmente las porciones han de ser pequeñas y se aumentan progresivamente conforme crece el niño, mientras se mantiene la lactancia materna o con leche de fórmula. Los cuidadores son los encargados de administrar alimentos sanos, nutritivos, frescos y de forma segura y teniendo muy en cuenta que el niño siempre es el que decide cuanta cantidad come. Hay que respetar las señales de hambre y de saciedad del niño. Cada niño será distinto a la hora de demandar la comida tanto en cantidad como en el momento que la solicita. Que un niño no coma la cantidad esperada por los padres puede ser frustrante para ellos y puede convertir el momento de la comida en una lucha constante. Por ello, más que centrarse en una cantidad concreta, es importante la variedad, disponibilidad y el establecimiento de los hábitos futuros.

 

BABY-LED WEANING

Durante muchos años, el método más utilizado para la introducción de la alimentación complementaria ha consistido en ir cambiando la textura del alimento conforme se avanzaba en la alimentación. Actualmente se utilizan otros métodos como el Baby-Led Weaning (BLW).

El BLW es una forma de ofrecer la alimentación complementaria en la que al bebé se le permite “dirigir” el proceso desde el principio. Los padres deciden qué ofrecen y es su responsabilidad ofrecer comida sana, segura y variada, pero el bebé coge por sí mismo la comida que se pone a su alcance, decidiendo qué elige comer y cuánta cantidad. Se caracteriza porque el bebé se alimenta por sí solo desde el principio, primero con las manos y posteriormente con cubiertos. La comida que se ofrece es la misma que a los demás, en trozos de consistencia blanda y apropiados a su desarrollo psicomotor. Para poder hacer todo esto, el niño debe estar sentado a la mesa en las comidas con todos los demás por lo que para poderla llevar a cabo correctamente, el desarrollo del niño tanto motor como psíquico debe de ser normal. No se recomienda en niños con dificultades neurológicas o motoras.

 

                      

 

Con respecto a la alimentación complementaria tradicional, la introducción de sólidos siguiendo los principios del BLW podría aportar algunas ventajas, pero también son posibles algunos inconvenientes. Dentro de las ventajas podríamos destacar que se favorece la alimentación perceptiva y basada en las señales de hambre y saciedad del niño y también se produce un aumento de la satisfacción familiar, es decir, disminuye la percepción de “mal comedor”. Entre los inconvenientes podríamos destacar la posibilidad de atragantamientos, dado que la BLW se basa principalmente en la administración de trozos de comida, aunque siguiendo unas normas básicas de seguridad, no hay diferencias en el riesgo de atragantamiento con otros sistemas de alimentación. Sí sería importante que todas las familias, independientemente del método utilizado, recibieran cierta educación en la prevención de atragantamientos.

Cualquier método que sea respetuoso con el bebé es válido para llevar a cabo la alimentación complementaria.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

_ Recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría sobre la Alimentación Complementaria.

_ Smith HA, Becker GE. Early additional food and fluids for healthy breastfed full-term infants.

_ Organización Mundial de la Salud. Guiding principles for feeding non-breastfed children 6-24 months of age. En: Organización Mundial de la Salud [en línea] [consultado el 26/11/2018].

_ Vissers KM, Feskens EJM, van Goudoever JB, Janse AJ. The timing of initiating complementary feeding in preterm infants and its effect on overweight: a systematic review.

_ Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud Principios de orientación para la alimentación complementaria del niño amamantado. En: Asociación Española de Pediatría [en línea] [consultado el 26/11/2018].