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viernes, 29 de octubre de 2021

 

LA FONTANELA

 

¿QUE ES LA FONTANELA?

Cuando nacemos, nuestra cabeza en su parte craneal está formada por 8 huesos que son los que van a formar la cavidad osea sólida que protege y sostiene nuestro cerebro. Cuando estos huesos se unen unos con otros van a fomar suturas, pero hasta entonces, el espacio entre un hueso y otro está formado por un hueco blando cubierto de membranas de tejidos fibrosos y fuertes, y esto es a lo que se denomina “fontanela”. 

Son 2 las fontanelas que generalmente se observan en el cráneo de un recién nacido: 

la anterior, que es la más conocida, la más grande. Suele cerrar entre los 9 y los 18 meses, aunque el límite establecido por los neurólogos para que su cierre sea completo serían los 24 meses.

la fontanela posterior, más pequeña y que cierra hacia el primer o segundo mes de vida. 

 


La cabeza de un bebé tiene que crecer y con ella su cerebro, de ahí que los huesos de la cabeza de un recién nacido no estén completamente unidos. Además, el hecho de que los huesos no estén unidos entre sí, facilitan que la cabeza pueda discurrir con mayor facilidad a través del canal del parto, llegando incluso a superponerse unos con otros para facilitar la salida sin producir daños en el cerebro. 

 

¿COMO VEMOS LA FONTANELA? 

En condiciones normales, la fontanela del bebé es firme y ligeramente curvada. Debe verse plana contra su cabeza, no debe verse hinchada o abultada, o hundiéndose en el cráneo del bebé. En ocasiones la fontanela puede parecer  ligeramente pulsante, lo que es debido al pulso del bebé, es decir, se mueve con los latidos del corazón. Se trata de algo absolutamente normal. Cuando pasamos los dedos suavemente por la parte superior de la cabeza, la fontanela debe sentirse con una ligera curva descendente.

Cuando el niño llora, está acostado o hace el esfuerzo de vomitar, es normal que la fontanela se muestre ligeramente abultada o elevada. Siempre que vuelva a su estado habitual cuando el niño está tranquilo y erguido, será normal.

  

   TRASTORNOS DE LA FONTANELA 

En las distintas revisiones del bebé, la fontanela es medida por el profesional sanitario para ir viendo su evolución. Decir que la fontanela se mide habitualmente con los dedos. Una medida común o habitual en el recién nacido sería tres por tres, es decir, tres dedos en una dirección (horizontal) y tres en la otra dirección (vertical), parecido a una cruz, pues la fontanela anterior, la más grande tiene forma de cruz, aunque a veces puede medir un poco menos o un poco más.

 

 

La abertura demasiado grande de la fontanela o su cierre prematuro, son dos aspectos que hay que tener muy en cuenta a la hora de las revisiones por parte del profesional sanitario. Si estuviese muy abierta nos podría indicar un aumento anormal de líquido en el interior del cerebro, lo cual habría que corroborar con una ecografía para descartar algún problema. Por otro lado, si la fontanela estuviera muy cerrada, habría que tener muy presente en las futuras revisiones que se produjera una “craneosinostosis”, que es el cierre prematuro de las fontanelas, situación en la que en algunos casos hay que intervenir quirúrgicamente para que la cabeza y el cerebro puedan continuar creciendo. 

No se debe confundir el cierre prematuro de las fontanelas, situación que hay que vigilar pero que habitualmente se desarrolla sin incidencias, con el cierre patológico, que sería cuando daríamos lugar a la craneosinostosis. 

También en este punto hay que valorar otras dos posibles alteraciones de las fontanelas y son: las fontanelas abombadas o abultadas y las fontanelas deprimidas.

·        Fontanelas abultadas: se observa la fontanela más abultada de lo habitual. Este abultamiento tiene que ser continuo, es decir, no podemos considerar que la fontanela está abultada solamente porque en algún momento la hemos observado más gordita de lo normal. Como hemos comentado antes, un abultamiento pasajero se puede observar cuando lloran, cuando vomitan o cuando están tumbados. Si los tenemos erguidos, están tranquilos y la fontanela vuelve a estar ligeramente hundida no hay nada de qué preocuparse. Sería motivo de preocupación, que con el niño erguido y tranquilo, la fontanela continuase estando abombada, lo cual podría deberse a un aumento de líquido en el cerebro o a algún tipo de inflamación cerebral producido por alguna infección, como por ejemplo la encefalitis…

·        Fontanelas deprimidas: es cuando la fontanela se encuentra más hundida de lo habitual, y que nos haría sospechar de algún problema de deshidratación o desnutrición, casos ambos en los que habría que buscar solución.

A tener muy en cuenta en este punto, si se trata de un bebé pequeñito y que solo está con lactancia materna, valorar como una posible causa de la deshidratación que el niño no se alimente correctamente a la hora de la lactancia materna y esté tomando menos leche de la que necesita.

 

CUIDADOS DE LA FONTANELA

La fontanela es una membrana flexible y fuerte que no requiere ningún cuidado especial. Podemos tocarlas, frotarlas suavemente teniendo la certeza de que no le vamos a producir al niño ningún malestar. A la hora de realizar el baño, podemos mojarlas sin miedo de lastimar al bebé y no es muy vulnerable al frío o al calor.

 

 

 

Bibliografía consultada 

- https://www.aeped.es; https://www.bebesymas.com; https://healthtools.aarp.org

 

 

domingo, 24 de octubre de 2021

DISLEXIA

 

DISLEXIA 

DEFINICIÓN

La dislexia es un trastorno del aprendizaje en la lectura o en la escritura y, en algunos casos en el habla, que ocurre en niños con buena capacidad para aprender, en un ambiente bien estimulado.

CÓMO DETECTARLO

La dislexia infantil empieza a ser detectable en la edad preescolar y continúa durante la niñez, adolescencia e incluso los síntomas de la dislexia pueden persistir hasta la edad adulta.

La sospecha puede comenzar al menos un año después de que sean capaces de leer y/o escribir. Sin embargo, se puede detectar antes incluso mediante los siguientes métodos:

- Si el niño no puede distinguir entre derecha e izquierda o entre arriba y abajo.

- Si confunde letras y sonidos o, las entiende, pero puede reproducirlos.

- Si al escribir lo hace como si estuviese viendo la palabra en un espejo.

- Si tiene problemas para memorizar canciones infantiles.

Tener dislexia infantil nunca se traduce a que el niño no sea inteligente o no alcance el éxito. Un aprendizaje adaptado a las necesidades específicas de un niño es fundamental para su buen desarrollo. El niño debe entender que necesita aprender de otra manera, nada más. Aunque la sospecha inicial puede provenir de la familia o los profesores, debe ser un logopeda, pedagogo, psicólogo o psicopedagogo quien lo diagnostique y lo trate. La evaluación se realiza mediante test.

A pesar de la amplia variedad de perfiles, generalmente se reconoce porque los niños con dislexia tienden a comenzar a hablar mucho más tarde, su nivel de comprensión oral y su vocabulario es inferior a la media de los niños de su edad, a menudo confunden palabras fonéticamente similares y en su escritura intercambian letras gráficamente parecidas.

En el dominio cognitivo, los casos de dislexia tienden a mostrar un mismo patrón de deterioro en habilidades como la memoria de trabajo, pero también se detecta deficiencias en la velocidad de reacción, velocidad de procesamiento y funciones ejecutivas. Presentar bajos niveles en estas habilidades cognitivas puede ser un indicador de que padecemos dislexia.

 

Actividad cerebral en lectura de un lector normal    Actividad cerebral en lectura de una persona con dislexia



 

Por eso es tan importante detectar la dislexia y sus síntomas a una edad temprana, porque el niño necesita todo el apoyo y motivación de sus padres y educadores. Comprender y ayudar correctamente al niño con dislexia a través de herramientas específicas es esencial para que los niños puedan desarrollarse e integrarse adecuadamente, compitiendo en igualdad de condiciones.

Señales de alerta

Al escribir invierte letras o números (hace los giros al revés), y sigue haciéndolo un año después de haberlos aprendido.

Cambia el orden de las letras, especialmente con las letras “l” o “r”. Por ej.: en lugar de escribir “globo” pone “golbo”, “palta” en vez de “planta” …

Omite alguna letra de la palabra, por ej., en lugar de “árbol”, escribe “arbo”.

Al escribir frases, une algunas palabras. Por ejemplo: “la casa roja esdeMaría”.

Cuando a la hora de leer se repiten algunos de estos errores de adición, omisión, inversión.

EPIDEMIOLOGÍA

Si alguno de los padres ha tenido este trastorno, la probabilidad de sus hijos asciende. Alrededor del 60% de los niños disléxicos tienen un padre también disléxico.

Un 5% de los niños la padece. Es decir, en un aula de 20-25 alumnos, al menos hay un caso.

CARACTERÍSTICAS NEUROLÓGICAS

Los niños con dislexia tienen ciertas características neurológicas: las células que componen sus circuitos lingüísticos no están ordenadas correctamente. 

Para una lectura eficiente se requieren procesos de interpretación, comprensión y aprendizaje. A esto se le denomina “estrategia léxica”, que es la forma en que el cerebro aborda un escrito para comprenderlo. La dificultad para acceder al vocabulario en niños con dislexia se debe a una combinación de:

  •          Déficits en el procesamiento del lenguaje.
  •          Un funcionamiento deficiente de la memoria de trabajo.
  •          Problemas de velocidad de procesamiento.

CARACTERÍSTICAS

Una de las peculiaridades de la dislexia infantil es que se presenta en diferentes formas, y los síntomas de dislexia pueden variar ampliamente de un niño a otro.

A continuación se muestran algunas de las características y síntomas de la dislexia:

Dificultades en las funciones ejecutivas: La función ejecutiva consiste en un conjunto de habilidades cognitivas complejas que se encargan de planificar cualquier tarea y dividirla en pasos. Estos pasos podrían ser, analizar la tarea y entender qué se necesita para ella, organizarse y determinar los tiempos para su ejecución, estructurar el trabajo, establecer objetivos, evaluar las acciones implementadas, ajustarlas según resultados, etc.… Una de las características de la dislexia más recurrente es presentar dificultades en el desarrollo ejecutivo, esto significa que cualquier tarea que requiera una planificación mínima, como recoger la habitación, o terminar la tarea del colegio, puede ser un verdadero reto para los niños que la padecen.

Síntomas en el lenguaje y comunicación: dificultad para entender ciertas instrucciones y, por lo tanto, no poder seguirlas, no entender las bromas que se cuentan, incapacidad para aprender nuevas palabras o pronunciarlas incorrectamente, inseguridad al hablar o expresar una idea, etc..

Síntomas en la lectura: los niños disléxicos tienen problemas de descodificación, por eso la lectura es tan complicada para ellos. Confunden la pronunciación de palabras y les cuesta mucho leer con fluidez y comprender el significado de lo que están leyendo, por eso no suelen mostrarse muy interesados en los libros o cuentos.

Síntomas en la escritura: Al no procesar los símbolos de la escritura correctamente, es difícil para ellos deletrear las palabras y expresar ideas por escrito, pueden entender perfectamente lo que está contando el profesor, pero les cuesta mucho tomar apuntes o notas.

Síntomas en la coordinación motora y orientación espacial: No son buenos en los deportes que requieren coordinación como montar en bicicleta o en los juegos en equipo como el futbol.

Síntomas asociados a la comprensión del tiempo: interpretar la hora, saber el día, mes o año en el que se encuentran.

Dislexia numérica o discalculia: les es difícil manejarse con los números, por tanto no les resulta fácil contar ni entender los símbolos de sumar, restar, multiplicar, etc… Les resulta muy complicado memorizar la tabla de multiplicar.

Síntomas relacionados con la capacidad de socialización: rebeldía e intolerancia, pero también hay casos de sumisión.

TIPOS DE DISLEXIA

Aunque la sintomatología que presenta suele ser común, existen diferentes tipos de dislexia y se desarrollan de forma muy diferente según el niño que la padezca. 

Dislexia adquirida: causada por un trastorno o lesión en el cerebro.

Dislexia evolutiva o dislexia del desarrollo: ocurre cuando el niño con dislexia no tiene ninguna lesión cerebral concreta. 

Dislexia superficial: la ruta que aparece más deteriorada es la visual, léxica o directa, por lo que se utiliza para leer la ruta fonológica. Esto significa que al leer una palabra, los niños con dislexia la dividen en diferentes fragmentos o sílabas.

Dislexia fonológica: dificulta la lectura de palabras largas y de poco conocidas o no muy frecuentes. En cambio leen correctamente las palabras conocidas. Se asocia al mal procesamiento fonológico de la información, en el que los niños que la padecen suelen leer a través de la ruta léxica o visual. 

Dislexia profunda o mixta: Ambas rutas, fonológica y visual, están dañadas, lo que resulta en errores semánticos y visuales.

TRATAMIENTO

La dislexia es un trastorno crónico. En cualquier caso, esto no debe alarmarnos, porque la forma en que se manifiesta la dislexia será muy diferente a medida que avanza el desarrollo evolutivo de la persona.

Lo más importante es que se realice una detección temprana: ofrecer herramientas para adaptarse al proceso de aprendizaje.

La reeducación permite mejorar y corregir muchos de los errores que conlleva. Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor será el pronóstico.

Cuando a un niño se le diagnostica de forma temprana un trastorno como la dislexia y se le aplica un programa de intervención individualizado, es más probable que el niño desarrolle estrategias de pensamiento alternativas que le permitan adaptarse al sistema de aprendizaje y al nivel escolar del resto de niños. Además, una intervención precoz de la dislexia ayudará a prevenir la aparición de trastornos emocionales.
De lo contrario, la persona con dislexia puede verse afectada a nivel cognitivo, mediante falta de concentración, problemas en la memoria de trabajo o memoria a corto plazo, velocidad de procesamiento y otras habilidades necesarias para la vida diaria.

Con frecuencia sienten rechazo por los deberes o las tareas de lectura y escritura, por lo que es aconsejable buscar juegos o métodos interactivos de ordenador. Hay una gran cantidad de páginas y blogs que trabajan la reeducación. El color de las imágenes y la música, además de la autocorrección, mejora la actitud y la disposición y, por lo tanto, contribuyen a la mejoría de la dislexia.

Una vez que se ha detectado el problema, el terapeuta aconsejará cómo abordarlo: normalmente con varias sesiones de habla a la semana, que ayudarán al niño a coger fluidez. El tratamiento suele durar alrededor de un año, pero hay casos más graves que necesitan más tiempo o incluso nunca se resuelven, por lo que el pequeño debe aprender en una clase especial.

La dislexia infantil puede empeorar si no se trata a tiempo, pero también si la rodean condiciones difíciles. Por eso, los niños refugiados con problemas de aprendizaje pueden enfrentar un desafío mucho mayor, ya que no reciben la atención necesaria o no tienen posibilidad de ir a la escuela durante largos periodos de tiempo.

Sin embargo, la dislexia infantil cuenta con tratamientos efectivos aplicados por terapeutas profesionales que pueden identificar y tratar esta dificultad caso por caso para que no produzca secuelas en el aprendizaje de los menores.

FUENTE: Asociación Española de Pediatría y artículos científicos.

 

miércoles, 13 de octubre de 2021

SALUD MENTAL INFANTIL



 Estar mentalmente sano durante la infancia significa alcanzar los indicadores del desarrollo y los indicadores emocionales, así como también aprender destrezas sociales saludables y cómo enfrentar los problemas que puedan presentarse. Los niños que son mentalmente sanos tienen una calidad de vida positiva y pueden desempeñarse bien en el hogar, la escuela y sus comunidades.

Los trastornos mentales en los niños se describen como cambios serios en su forma habitual de aprender, comportarse o manejar las emociones, lo cual causa angustia y problemas en las actividades diarias. Ocasionalmente, muchos niños presentan temores y preocupaciones o muestran comportamientos disruptivos. Si los síntomas son serios y persisten e interfieren con las actividades en la escuela, la casa y al jugar, puede que al niño le diagnostiquen un trastorno mental.

Tener salud mental no es simplemente la ausencia de un trastorno mental. Los niños que no tienen un trastorno mental podrían diferenciarse en cuán bien se encuentran, y los niños con el mismo trastorno mental diagnosticado podrían mostrar fortalezas y debilidades diferentes en la forma en que se están desarrollando y sobrellevan las situaciones, y tener una calidad de vida diferente. Considerar la salud mental como un proceso continuo y la identificación de trastornos mentales específicos son maneras de entender cuán bien se encuentran los niños.

¿Cuáles son los trastornos mentales comunes en la infancia?

Entre los trastornos mentales más comunes que se pueden diagnosticar en la infancia se encuentran el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la ansiedad (temores o preocupaciones) y los trastornos conductuales.

Otros trastornos y preocupaciones en los niños que afectan la forma en que aprenden, se comportan o manejan las emociones pueden incluir las discapacidades del aprendizaje y del desarrollo, el autismo, y factores de riesgo como el consumo de sustancias intoxicantes y causarse autolesiones.

¿Cuáles son los síntomas de los trastornos mentales infantiles?

Los síntomas de los trastornos mentales cambian con el tiempo a medida que el niño crece, y pueden incluir dificultades en la manera en que juega, aprende, habla y actúa, o en cómo maneja sus emociones. Por lo general, los síntomas comienzan en los primeros años de la infancia, aunque algunos de los trastornos pueden aparecer en la adolescencia. El diagnóstico se hace a menudo durante los años escolares y a veces antes. Sin embargo, es posible que a algunos niños no se les diagnostique o detecte el trastorno mental que tienen.

¿Se pueden tratar los trastornos mentales infantiles?

Los trastornos mentales infantiles se pueden tratar y controlar. Existen muchas opciones de tratamiento que se basan en la mejor y más actualizada evidencia científica.  Los padres y los médicos deben trabajar en estrecha colaboración con todas las personas que participen en el tratamiento del niño: maestros, entrenadores, terapeutas y otros integrantes de la familia. Aprovechar todos los recursos disponibles ayudará a los padres, profesionales de la salud y educadores a guiar al niño hacia el éxito. El diagnóstico temprano y los servicios adecuados para los niños y sus familias pueden lograr un cambio en la vida de los menores con trastornos mentales.

¿Cuál es el impacto de los trastornos mentales en los niños?

La salud mental es importante para la salud en general. Los trastornos mentales son afecciones crónicas —aquellas que duran mucho tiempo y que, a menudo, nunca desaparecen por completo— que pueden continuar durante toda la vida. Sin un diagnóstico temprano ni tratamiento, los niños con trastornos mentales pueden tener problemas en el hogar, en la escuela y para hacerse amigos. Los trastornos mentales también pueden interferir en su desarrollo saludable, causando problemas que pueden continuar cuando sean adultos.

La salud pública incluye la salud mental

Con el fin de ayudar a los niños con afecciones mentales, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) trabajan con agencias asociadas para comprender mejor estos trastornos y el impacto que tienen en los menores.

Lo que usted puede hacer

Padres: Ustedes conocen a su hijo mejor que nadie. Hablen con el profesional de la salud que atiende al niño si tienen inquietudes acerca de la forma en que su hijo se comporta en la casa, en la escuela o con sus amigos.

Jóvenes: Cuidar de la salud mental es tan importante como cuidar de la salud física. Si están enojados, preocupados o tristes, no teman hablar acerca de sus sentimientos y acudan a un amigo o adulto de confianza.

Profesionales de la salud: Es muy importante tener un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado que se base en directrices actualizadas. Hay recursos disponibles para ayudar a diagnosticar y tratar los trastornos mentales de los niños.

Maestros o personal administrativo de la escuela: La identificación temprana del problema es importante para que los niños puedan recibir la ayuda que necesiten. Trabajen con las familias y los profesionales de la salud si tienen alguna preocupación sobre la salud mental de un niño en su escuela.

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