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viernes, 27 de agosto de 2021

 

EL CÓLICO DEL LACTANTE

 

  •  Qué es el cólico del lactante

El cólico del lactante es uno de los motivos por los que más frecuentemente se consulta al pediatra, debido al sufrimiento que causa en los bebés y porque además genera en los padres cierto estado de desesperación al no saber el qué hacer ni cómo actuar para ayudar el bebé. Es un llanto que no cesa, que los padres interpretan como un momento de dolor y malestar de los niños, y que en la mayoría de los casos genera en los padres cierto estado de nerviosismo ante la impotencia de poder ayudar al bebé, pues todos sus esfuerzos realizados para intentar contener el llanto no causan el efecto deseado y el niño no cesa de llorar. Podríamos decir que es un trastorno típico de los primeros meses de vida que suele aparecer a partir de la 2ª-3ª semana, no perdurando más allá del 4º mes, y que se caracteriza por un llanto intenso y prolongado sin causa aparente. Debido a esto, en muchas publicaciones ya no se denomina a este proceso cólico del lactante, sino proceso de “llanto inconsolable del bebé”. La definición más extendida de los cólicos del lactante los describe como episodios de llanto intenso y vigoroso durante 3 horas al día, 3 o más días a la semana y durante al menos tres semanas en un bebé sano y bien alimentado.


  •   Síntomas que presenta el bebé  

Estos periodos de llanto generalmente suceden durante la tarde o noche. Suele aparecer llanto inconsolable, irritabilidad, agitación y dolor abdominal que puede verse acompañado de expulsión excesiva de gases, aumento de la tonicidad muscular  y distensión del abdomen así como flexión de las piernas sobre el abdomen.

 

 


 

  •      Posibles causas que los producen

 No se conoce la causa exacta de los cólicos del lactante.

 La primera actuación ante la presencia de llanto inconsolable del bebé consistiría en hacer un examen exhaustivo por parte del pediatra en busca de algún motivo que pudiera producir el llanto, tipo traumatismo, hernias, infecciones, etc… Solo en aproximadamente un 5% de los casos existe una causa orgánica.

Se ha sugerido la intolerancia a la leche de vaca como posible causa, pero esta causa solo permite explicar un número muy reducido de casos. Los bebés amamantados también tienen cólicos; en estos casos, los cambios en la dieta de la madre pueden ayudar a aliviar los cólicos. Hay mamás que durante la lactancia se dan cuenta que eliminar la cafeína de su dieta ayuda al bebé a tener menos cólicos, y otras observan mejoría al  eliminar los lácteos, la soja, los huevos o los productos que contienen trigo.

También parece que los gases en el intestino puede ser una de las causas para producir los cólicos. Por ejemplo, si el bebé llora porque quiera mamar o tomar el biberón, pero en ese momento, por el motivo que sea no podemos complacerlo, si llega a llorar de manera fuerte, empieza a tragar aire, empieza a sufrir estrés y ansiedad, y todo esto repercute en que tenga aire que deberá echar mediante eructos. Es importante evitar estos llantos en el bebé para evitar que trague aire. También, si la alimentación se lleva a cabo mediante biberón, utilizar biberones anti cólicos o con válvula de aire que permita que el aire entre, eliminando el vacío que provoca la succión en el mismo.  

La flora intestinal también parece que puede influir a la hora de generar gases. Es en estos últimos años cuando se está descubriendo que la flora intestinal de los bebés es totalmente diferente si nacen por parto vaginal o cesárea, y totalmente diferente según el alimento que reciban. Esto hace que las digestiones sean muy diferentes entre unos y otros, y que los haya que fermenten los alimentos de un modo más molesto, generando más gases, mayor distensión abdominal y más llantos.

Resumiendo, intolerancia a las proteínas de la leche de vaca y/o lactosa, regurgitaciones, ingesta excesiva de aire (gases), estreñimiento e incluso factores psicológicos (ansiedad de los padres,…), a todas estas posibles causas hemos de sumar una que posiblemente sea la más importante y que es la inmadurez del sistema digestivo del bebé. El hecho de que en la mayoría de los bebés los cólicos desaparecen entre los tres y los cuatro meses de edad parece corroborar esta hipótesis pues a partir de esa edad el tubo digestivo de los bebes comienza a estar más desarrollado.

  •  Soluciones

No se conoce ningún tratamiento que de forma aislada haya demostrado que reduzca los cólicos aunque sí hay actuaciones que pueden ayudar a mejorar la afectación del niño y de los padres.

 


_Ante todo hay que mantener la calma por parte de los padres y recordar que lo más normal es que sea un problema pasajero, que a partir del 3º - 4º mes desaparecerá.

_ Si el niño se alimenta mediante lactancia materna, procura que no rebase los 10 minutos. No retrase la hora de la alimentación del bebé. Recuerde que tanto la lactancia materna como la artificial son a demanda, por lo tanto, mejor adelantarse que no retrasarse, así se evitarán llantos excesivos del bebé en los cuales podría tragar un exceso de aire y favorecer así los cólicos.

_ Si la alimentación es mediante biberón, colócalo lo más vertical posible para evitar que se introduzca aire y utiliza biberones con válvula de aire o anti cólicos.

_ Durante la expulsión del eructo conviene que lo mantengas en una postura vertical (cogido en brazos), e inclínalo alternativamente en ambas direcciones. Intentar que eructe más a menudo en las tomas.

_ Existen fórmulas diseñadas para actuar sobre los posibles factores desencadenantes del cólico. Están dirigidas al tratamiento dietético del cólico del lactante, producido fundamentalmente por exceso de gases, mientras que las formulas confort pretenden solucionar todas las molestias que incomodan al lactante y provocan su llanto (cólicos, regurgitaciones o estreñimiento).

_ No está recomendado el uso de infusiones de hierbas. Hay estudios que muestran cierta eficacia con algunas hierbas, pero existe la preocupación de que el consumo de estas infusiones reduzca la ingesta de leche por parte del lactante, generando así un potencial riesgo de desnutrición.

_ Tampoco se recomienda el uso de ningún fármaco debido a que pueden producir efectos secundarios. La Simeticona (aero red) sí facilita la eliminación del gas intestinal y no produce efectos secundarios puesto que no se reabsorbe en el intestino, pero los estudios realizados no han demostrado que mejoren los cólicos del lactante.

_ Acciones como colocarse al bebé en el regazo, estirado boca abajo, y frotarle suavemente la espalda, mecerse en una mecedora con el bebé, pasearse llevando en brazos al bebé  probando diferentes posturas, colocar al bebé en su sillita de seguridad en los asientos posteriores del coche y darle una vuelta en coche, ponerle música al bebé; todas estas acciones pueden mejorar el llanto inconsolable del bebé.

Aún con todos los problemas y trastornos que generan los cólicos del bebé, recalcar que se suelen resolver por sí solos hacia los tres o cuatro meses de edad y que no afectan al crecimiento y al desarrollo del bebé. Los problemas más importantes que pueden surgir son los debidos a la desestabilización familiar cuando la familia no se adapta adecuadamente, con riesgo de conflictos de pareja o maltrato infantil secundario.

 

 

BIBLIOGRAFÍA 

- https: //Kidshealth.org
- https: //www.bebesymas.com
- https: //es.wikipedia.org
- https: //www.novalac.es

 

domingo, 15 de agosto de 2021

Cuando los bebés echan los dientes: primeros síntomas, remedios y cuidados

La aparición de los dientes de leche empieza por un avance lento y es un proceso más largo que se conoce con el término «dentición». La mayoría de padres aguardan la aparición de los primeros dientecitos blancos en la boca de su hijo con mucha emoción. Cada niño experimenta este proceso de forma distinta: algunos solo sienten alguna molestia, mientras que otros sufren mucho dolor

El primer diente hace que la sonrisa del bebé sea perfecta

Este periodo también es agotador para los padres jóvenes. Al principio, muchos no saben de dónde vienen los lamentos de su hijo. ¿Será que le están saliendo los dientes? Justo en esta fase, muchos bebés sufren sus primeras infecciones, de manera que la fiebre o las diarreas se juntan con la aparición de los dientes. Aunque probablemente sea una época estresante para la pequeña familia, también es muy importante.

Después de todo, con los primeros dientecitos, el niño se empezará a interesar por los alimentos sólidos, pero no todos son adecuados al principio como te explicaremos en otros artículos.

¿Cuándo empiezan a aparecer los dientes y en qué orden?

Antes del nacimiento, los dientes de leche están colocados en el hueso maxilar y, generalmente, empiezan a salir por partes a partir del sexto mes. Los primeros dientes que suelen aparecer son los incisivos centrales del maxilar inferior. A continuación salen los superiores y, después, los incisivos laterales. Los colmillos y los molares son los últimos en aparecer. La dentadura de leche no estará completa con los 20 dientes hasta el mes 20 o 30.
Este transcurso solo representa una orientación aproximada, ya que hay niños que ya empiezan a dentar a partir del cuarto mes, mientras que otros celebran su primer cumpleaños con solo cuatro dientecitos. No obstante, si no le ha salido ninguno después de los doces meses, es recomendable que visites al dentista.

Síntomas típicos de la dentición

Aunque muchos padres están algo inseguros con su primer hijo, los que tienen más experiencia suelen interpretar correctamente los signos inconfundibles de la aparición de los primeros dientes. No todos los bebés se comportan igual. En algunos casos, los primeros dientes se abren camino casi sin efectos secundarios, mientras que otros lo hacen acompañados de fuertes dolores.

Por lo tanto, los síntomas siguientes pueden aparecer individualmente o combinados, y con mayor o menor intensidad:

  • El bebé no para de meterse la mano u objetos que puede agarrar en la boca para masticarlos.
  • Al hacerlo, babea mucho y se acaba haciendo heridas alrededor de la boca.
  • Las mejillas están enrojecidas y calientes.
  • Las encías están hinchadas y rojas.
  • El bebé tiene menos hambre de lo normal.
  • Lloriquea, grita más a menudo que en los últimos meses y no duerme bien.
  • La búsqueda creciente de contacto físico también puede ser un indicio de la aparición de los primeros dientes.

Algunos bebés también tienen fiebre y diarrea. El culito se les pone colorado y escocido. Por otra parte, estos síntomas también pueden esconder una ligera infección, ya que, a medida que los dientes van saliendo, el sistema inmunológico del bebé está debilitado temporalmente. Así pues, las infecciones suelen aparecer junto con los dientes.

A esto se añade que el cambio de alimentación de la leche materna o de fórmula a la comida sólida suele coincidir con la época de la dentición, lo que puede causar problemas adicionales al pequeño organismo. Si el bebé tiene fiebre alta de forma permanente y diarreas muy intensas, los padres deberían llevarlo al pediatra.


¿Cómo pueden los padres ayudar a su hijo durante la dentición?


 Para que el bebé sufra menos, la mayoría de padres quieren ayudarlo activamente, algo que se puede hacer en función del alcance de las molestias:

  • Con los dedos limpios o guantes de silicona especiales para los dedos (que se venden en la farmacia), los padres pueden masajear suavemente la envía del bebé. Según cómo reaccione el niño, sabrán rápidamente si le va bien o no.
  • A menudo también ayudan los masajes de reflexología podal. Amasando y acariciando suavemente las yemas de los dedos del pie del bebé se alivia el dolor.
  • A consecuencia del mayor flujo de babas durante la dentición, el pecho y el cuello del bebé se mojan enseguida. Especialmente cuando hace frío, esto puede provocar que se resfríe, por lo que es recomendable que le pongas pañales de gasa, baberos o pañuelos para mantener seca la ropita.
  • Si el bebé se hace daño en las comisuras de la boca y en las mejillas de tanto babear, hay cremas especiales para el bebé que van muy bien.
  • Además, para evitar que se le escueza el culito, los padres pueden cambiarle el pañal más a menudo y aplicarle un poco más de crema de protección para la piel. También son muy adecuadas las cremas con extracto natural de caléndula

El cariño y las distracciones afectuosas son una excelente manera de ayudar al bebé durante la difícil fase de la dentición. A los bebés inquietos y llorones les va muy bien que los acaricien mucho, que los acunen y que los lleven en brazos a menudo. Además, jugando y paseando durante más tiempo con él se puede olvidar del dolor durante un instante.

Los mordedores, que suelen rechazar, son otra opción, se pueden meter en el frigorífico y funcionar como antiinflamatorio para sus encías. Al final, terminará mordiendo su juguete favorito o su manta favorita o lo que menos pensemos antes que el mordedor en si, pero lo hemos intentado.

Hasta aquí el artículo de este mes, el mes próximo más...