El control de esfínteres es un proceso que precisa
del desarrollo y maduración del Sistema Nervioso Central, y que
depende de otros factores importantes en la adquisición de este control
como son el aprendizaje y el condicionamiento. El primer momento de control de esfínteres ocurre en torno a los 15-18 meses.
A esta edad el niño "no controla" el pis pero percibe la sensación de
orinarse encima, y lo comunica. Más tarde, a partir de los 18 meses el niño puede anticipar la sensación de "pipí" ; percibe la sensación de presión en la vejiga ( "mama, tengo pipí", "quiero hacer pipí" ) . Sobre los 2 años o 2 años y medio, el niño inicia el control : acude
solo al baño o con ayuda de sus padres. Este proceso se da primero de
día, y algo más tarde de noche. Por lo general, el control completo de
esfínteres se logra alrededor de los 3 - 4 años. Es importante señalar que una situación de estrés o ansiedad puede interferir en el control de esfínteres.
Al trastorno por el cual el niño a la edad de 5 años todavía no es capaz de controlar la micción se le denomina enuresis.
Existen 2 tipos de enuresis:
- Enuresis primaria: niños a partir de 5 años que nunca han aprendido a controlar la micción.
- Enuresis secundaria: niños que tras un periodo de control (superior a 6 meses) vuelven de nuevo a hacerse pis encima.
CAUSAS DE LA ENURESIS:
Actualmente se manejan múltiples factores como posibles causantes de la enuresis:
- Retraso de la capacidad de "mantener la orina" (éste puede ser un factor hasta la edad de 5 años aproximadamente).
- Vejiga pequeña (niños con micciones diurnas frecuentes).
- Entrenamiento inadecuado del uso del baño, iniciar demasiado pronto o demasiado tarde el control del pipí..
- Presencia de sueño profundo (es muy común que los niños con enuresis presenten sueño profundo que les impide recibir el aviso de "vejiga llena").
- Factores neurológicos, fisiológicos, genéticos (el problema suele ser reincidente en familias con algún miembro que sufrió enuresis)
- Circunstancias emocionalmente críticas para el niño: (nacimiento de un nuevo hermanito, cambio de colegio o de domicilio, etc...)
¿CÓMO SABER SI EL NIÑO ESTÁ PREPARADO?
Se nota porque:
- Tiene suficiente preparación física: puede caminar sin ayuda, tiene una buena coordinación de las manos, subirse o bajarse los pantalones, etc.
- Ya es capaz de seguir instrucciones: por ejemplo, sentarse en una silla, levantarse, imitar a alguien.
- Controla la vejiga: se nota que el niño orina bastante de una vez (no en pequeñas cantidades y frecuentes), se mantiene seco durante 2 o 3 horas y se da cuenta de que va a orinar por los gestos o postura que pone.

- Con paciencia y esperando algún que otro fallo que, en caso de ocurrir, tomaremos con comprensión.
- Al principio le dejaremos que acompañe a los padres al retrete, lo que le ayudará a ver todo más natural y quizás quiera imitarles.
- Compraremos un orinal adecuado con la colaboración del niño, eligiendo uno lo suficientemente grande, sólido y con la base rígida. También se puede utilizar un reductor de la taza del inodoro. En ese caso conviene poner algún elevador en los pies para que pueda apoyarse.
- Si es posible, iniciaremos el entrenamiento con buen tiempo, para evitar el frío y la ropa excesiva que dificulta las maniobras.
- Procuraremos estar solos con el niño, evitando distracciones por parte de otros familiares, televisión, radio, juguetes, etc.
- Colocaremos el orinal sobre un suelo fácilmente lavable y en una habitación agradable con temperatura adecuada.
- Durante el día no le pondremos pañales para que note cuando se ha hecho pis. Se le puede poner una braga o un calzoncillo que haya elegido y que le guste.
- Le enseñaremos a subirse y bajarse los pantalones, que deben ser lo más holgados posibles.
- Le sentaremos en el orinal unos minutos (no más de 5 o 10) tras cada comida y cada 2 o 3 horas, ofreciéndole líquidos abundantes para aumentar sus deseos de orinar. También es conveniente que las cacas no sean duras, para que no asocie hacer caca con dolor.
- Se puede utilizar una muñeca de las que toman líquido y “se hacen pipi” para mostrarla como ejemplo: sentarla en el orinal y alabarla cuando orine o enseñarle cómo debe hacerlo en el orinal. El niño disfrutará con las demostraciones y tenderá a imitar lo que ve.
- Alabaremos en todo momento con palabras, abrazos y caricias sus esfuerzos por aprender.
- Cuando el niño se haga pis o caca encima, no nos enfadaremos ni le gritaremos. Con tranquilidad se le explicará que el pis y la caca se hacen en el orinal, y se le animará a que la próxima vez lo conseguirá. Le cambiaremos la ropa y le insistiremos en lo bien que está seco y limpio.
- Enseñaremos a los niños mayorcitos también cómo usar el papel higiénico, cómo vaciar el orinal, tirar de la cadena y lavarse las manos tras finalizar todo el proceso.
- Si acude a la guardería, es conveniente que en ambos lugares utilicen las mismas instrucciones.
¿QUÉ ES LO QUE NO SE DEBE HACER?
- No hay que mostrar preocupación u obsesión por el tema.
- No hay que castigar, discutir, avergonzar o regañar al niño si ocurre que hay un “fallo”. Los niños aprenden a base de repetir las cosas, sobre todo si son agradables.
- No hay que dejarle sentado solo por mucho tiempo, ya que se aburriría o se dedicaría a jugar con el orinal.
Hay que evitar sobre todo que el entrenamiento se convierta en una lucha de poderes entre el adulto y el niño y se debe tener en cuenta que estas normas son orientativas. Los padres
deben guiarse también por la intuición y los conocimientos acerca de
cómo es su hijo
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